"La maldición del guapo": padre e hijo que cuando quieren diferenciarse, más se parecen

El filme que desde mañana se verá en la plataforma Cine.ar, presenta a un padre ausente y de antigua profesión estafador, que intenta recuperar a su hijo recto, pero que en el camino se empiezan a mezclar los roles hasta no saber quién es quién.

"La maldición del guapo", nuevo filme de Beda Docampo Feijóo, presenta la cómica historia de un padre ausente y de antigua profesión estafador que intenta recuperar a su hijo recto, pero que, en el camino a ello, se empiezan a mezclar los roles hasta no saber quién es quién, y que se estrena mañana a las 20 en Cine.ar y desde el viernes se verá también en Cine.ar Play.

"Tenía ganas de hacer una comedia que no se basara en el chiste fácil y grosero. Quería hacer una comedia refinada, donde la gente sonriera por los abismos que enfrentan los personajes y con comedias que a uno le gustan, como las de Billy Wilder o Woody Allen", confesó a Télam el realizador, quien cuenta con más de 50 guiones en su haber y una quincena de largometrajes como director.

"En esa línea -apuntó-, quería que la comedia tratara a la estafa como una excusa para tratar temas universales y de fondo. La relación entre padre e hijo, las amistades y los matrimonios como sociedades anónimas. Lo que me propuse es que hubiera una intriga, principalmente entre un mal padre y un hijo dolido, y que esa esa intriga estuviera en cada personaje. Ese fue el motor que me impulsó a escribirla".

La película, que es una coproducción argentino-española, cuenta en el elenco como protagonista a Juan Grandinetti, quien se encuentra viviendo en España, y a Paula Sartor, quien le aporta detalles que permiten conocer aún más al estafador Humberto (Gonzalo de Castro).

Jorge (Grandinetti) trabaja en una joyería y en un descuido dos mujeres le roban un par de aros de 9.000 euros, por lo que, pese a que va en contra de sus deseos, acude a su padre (de Castro) para que le preste el dinero y evitar ser despedido.

El padre accede al pedido, pero con la condición de convivir una semana para, así, intentar recomponer una relación perdida. Ese hecho desata un sinfín de peripecias por las cuales todos se convierten, de una u otra forma, en estafadores que quieren estafar a otros estafadores.
 

Quería hacer una comedia refinada, donde la gente sonriera por los abismos que enfrentan los personajes y con comedias que a uno le gustan, como las de Billy Wilder o Woody Allen.

BEDA DOCAMPO FEIJÓO

"Todos los personajes de la película piensan que pueden engañar al otro y aprovecharse. Prácticamente ninguno está exento de esto. A pesar de que creen que se la saben todas, son perdedores. En el fondo son personajes vulnerables, que están un poco perdidos en el mundo. Todos creen que la vida les debe algo y están al acecho de que les den una oportunidad para triunfar, como si fueran jugadores que vayan a hacer saltar la banca", explicó Feijóo, quien nació en Galicia, vivió varios años en Argentina, y desde hace otros tantos está radicado en España.

Télam: ¿Cómo pensaste esa relación padre-hijo, en combinación con la pareja despareja?

Beda Docampo Feijóo: Yo quería contar una pareja despareja, que al final no lo es tanto, y en eso quería tocar el tema universal de un mal padre, que no se cree un mal padre y que lo ve a su hijo de una manera egoísta, como si fuera una prolongación de sí mismo y que intenta recuperar. Y ese deseo de recuperar al hijo choca con la adrenalina de una estafa y no vacila en hacerla justo en el sitio donde trabaja el hijo. Y el hijo, de alguna manera, sabiendo que es un mal padre y egoísta, le pega siempre como como un bate de béisbol. Pero en el fondo todo hijo quiere tener un padre y todo padre quiere tener a su hijo. Es el deseo inconsciente de que exista un punto intermedio para sostener esa relación.

T: En Argentina, los rodajes están parados desde hace 150 días. España ya los ha retomado. ¿Hay algo que Argentina pueda tomar de ejemplo o tener en cuenta para poder volver a filmar?

BDF: No te puedo dar una regla sobre cómo hacer un rodaje ahora porque todas las situaciones son distintas. La ferocidad del virus varía de país en país. España está con rebrotes, al igual que Francia. Es muy complicada la situación. Es fácil dar reglas en el mundo del fútbol, sobre todo en Europa, porque hay muchísimo dinero y se pueden hacer pruebas PCR casi permanentemente y en seguida se detecta un contagiado y se lo separa. En el cine, depende de tu presupuesto. No podés hacer PCR todo el tiempo. Es algo lamentable para todos, para el cine, el teatro o los dueños o empleados de bares. Estamos en una película con guion de Stephen King.

T: ¿Y la situación de las salas? Ustedes ya estrenaron la película en España.

BDF: Sí, cuando lo hicimos recién terminaba el confinamiento, a principios de julio. La recaudación fue del 20% respecto a julio de 2019. Acá fueron menos de 120 días y la gente quería salir, no encerrarse con una mascarilla en una sala de cine. La gente salió a las terrazas de los bares y lugares abiertos. Los lugares interiores no eran tan concurridos. Habían estado encerrados y quedarse en una sala de cine fue reducido para pocos. Fijate que los americanos sacaron todas las películas, así está el tema. Hay que esperar a que llegue el antiviral o la vacuna. Yo, durante el confinamiento, escribí un guion, "La gran dama", para cuando esto amaine. Estamos también desarrollando una serie sobre "La Colmena" (novela de Camilo José Cela), pero hay que esperar a que esto aminore, porque ya ves cómo es la situación, esto sucede en todo el mundo, no se salva nadie. Para que los espectáculos como el teatro puedan tener sus obras, el virus no tiene que estar.

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