Estados Unidos y Rusia han visto otra vez cómo se tensa la cuerda de sus relaciones. Ahora, bajo el marco fatídico de la guerra de Ucrania, ocurrió el cruce de un caza ruso con un dron norteamericano y el aparato de USA terminó en el fondo del Mar Negro. 

La situación ha derivado en idas y venidas diplomáticas y fuertes declaraciones, de uno y otro lado, que ponen al mundo en grado de expectación, ante muchos hechos ya que abonan la llegada de una posible Tercera Guerra Mundial. 

Esta vez, a raíz de la caída del dron, un senador de EEUU, el republicano Lindsey Graham dijo -entrevistado por Fox News- que ahora hay que derribar cazas rusos en el espacio aéreo internacional, si se acercan a naves de su país. 

"Un ataque deliberado a un avión ruso en el espacio aéreo neutral no es solo un delito según el derecho internacional, sino una abierta declaración de guerra a una gran potencia nuclear", lanzó el senador. 

Al oír estos dichos, Anatoli Antónov, embajador de Rusia en Washington, respondió que "hay que responsabilizar no a los pilotos rusos, sino a los políticos estadounidenses que instigan el inicio de un conflicto apocalíptico".