Meditación y autocontrol mejoran el ánimo

Los efectos colaterales de los tratamientos pueden producir no solo cambios a nivel físico, sino también impactan en el estado emocional general; aumentando los niveles de ansiedad, estrés o angustia en el organismo. Usualmente se tiende a asociar a estos sentimientos internos con el resultado de los acontecimientos que por azar suceden, en lugar de entender que es la autopercepción de lo que ocurre lo que activa a estas emociones. 

El estado de ánimo se determina de acuerdo a los pensamientos y a las cargas emotivas que le otorgamos a cada uno. Es decir, que si a un suceso lo asociamos en su totalidad a algo negativo, estaremos generando sentimientos en esta misma línea. Y si por el contrario, ante un acontecimiento no deseado se buscan alternativas como para conectarlo con emociones imparciales o positivas, conducirá poco a poco a un bienestar general y un menor nivel de estrés, ansiedad o depresión.

Este proceso de trasladar los pensamientos a la consciencia implica de alguna manera tener autoconocimiento del cuerpo, y así poder voluntariamente elegir si vale la pena modificarlos y tomar control del propio estado anímico.

Hay diferentes estrategias para lograr este objetivo, una de ellas es la meditación. Es una técnica que integra mente, cuerpo y espíritu y se puede practicar de diferentes maneras. Habilita ese  control de los sentimientos, y permite abordar los tratamientos oncológicos de manera integral y colabora en el bienestar general.

Respirar, pensar y Relajar

En primer lugar, una de las mayores dificultades para realizar esta práctica es la resistencia que puede generar la propia mente para incorporar ese espacio de práctica. Una vez que se logró aquietarla y ponerla en situación se aconsejable seguir ciertos pasos:

Buscar un lugar tranquilo y en lo posible sin ruidos molestos.

Acomodar el cuerpo en una postura cómoda, puede practicarse en forma sentada, acostada o también en movimiento. Allí buscar un foco de atención, que puede ser la respiración, una visualización, una palabra u objeto; y sostener la mente en eso elegido por 30 segundos. También es importante tener una actitud contemplativa para que las distracciones oscilen sin reprimirlas o juzgarlas.

Luego se comenzará a sentir el cuerpo relajado, como cada parte del cuerpo comienza a convivir y a estar en sinergia con ese foco atencional. Se puede continuar con esa práctica el tiempo que se desee para luego dedicar un momento a la valoración de la experiencia y salir progresivamente de ese estado emocional. 

En esa etapa final es posible acostarse tanto para descansar como para conciliar el sueño.

Idealmente para poder dar continuidad y que los beneficios sean más tangibles es importante convertir a la práctica en un hábito cotidiano, ya que se puede realizar con facilidad y proporciona importantes beneficios. Pero para poder llevarla adelante en forma frecuente requiere de un entrenamiento y convencimiento positivo diario.

Sin duda la meditación es una técnica que colabora en el autoconocimiento y el mejoramiento del estado anímico, sobre todo al brindar la posibilidad de regular los pensamientos. No se pueden cambiar los hechos que acontecen, pero sí se pueden modificar los sentimientos al respecto y en consecuencia mejorar la calidad de vida.

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