Novellis: "Una bendición el camino de lo popular"

 

El cantante dialogó con Télam y repasó el vigésimo quinto aniversario del grupo musical, al tiempo que dio detalles de un reciente segundo adelanto del próximo disco, que se trata de una nueva versión de “Todos Tenemos un Amor” con el boricua Gilberto Santa Rosa como invitado.


Con vistas a seguir celebrando su vigésimo quinto aniversario, el grupo La Mosca abrió sus propias composiciones para teñirlas con la esencia de diversos invitados como el boricua Gilberto Santa Rosa, también conocido como el Caballero de la Salsa, quien puso su voz al servicio de una nueva versión de “Todos Tenemos un Amor”.

Se trata de un reciente segundo adelanto de un próximo disco que verá la luz a mediados de año y del que ya se conoce desde el año pasado una versión de “Cha Cha Cha” grabada en colaboración con Los Palmeras, uno de los tantos nombres de “gente amiga” que ha dejado su impronta en un repertorio cargado de clásicos.

En diálogo con Télam, el cantante Guillermo Novellis entregó detalles sobre el proyecto y confirmó algunos nombres que ya dejaron su estampa: desde aliados rioplatenses como Los Auténticos Decadentes, Los Pericos, Kapanga, No Te Va Gustar, Enanitos Verdes (“fue una de las últimas grabaciones de nuestro querido amigo Marcelo Cantero”) hasta otros latinos como Panteón Rococó (México) y Los Rabanes (Panamá).

“Lo distinto de este disco es que nosotros no trajimos a los invitados a nuestra versión, sino que preferimos homenajearlos y hacer nuestras canciones más conocidas y exitosas pero acercándonos a sus estilos.

Es por eso que esta versión de ‘Todos Tenemos un Amor” adquiere un cariz mucho más latino y más cercano al mundo de Gilberto. Es una salsa lenta, muy al estilo de él”, introdujo el compositor y dueño de una voz ligada a innumerable cantidad de éxitos.

Sobre el resultado de ese cruce, dijo que la banda no solamente quedó “impactada musicalmente” por su aporte sino también por la buena predisposición de una de las grandes voces de la salsa romántica: “La canción tiene algunas partes que no existían que son fruto de la improvisación de esa gente que ha nacido en el Caribe y que sabe inventar letras porque ellos aman soñar”, añadió.

-Hay fusiones de ritmos tropicales que La Mosca viene proponiendo desde sus comienzos y que hoy son más comunes en la música actual ¿Cómo era hacerlo, sostenerlo y defenderlo en ese tiempo?
- Hubo varios motivos por los cuales fuimos tan heterogéneos para hacer canciones. El primero es que somos muchos en la banda y entonces hay muchas influencias musicales y cada uno lo va expresando con sus arreglos.

Y yo como principal compositor de la banda, soy de esas personas que se aburren escuchando un solo género. Me gusta el blues, pero me aburre escuchar más de cinco canciones.

Me encanta el reggae pero me aburre escuchar un disco completo de Bob Marley, aunque me encante. Y así me pasa con la cumbia y un montón de géneros. Entonces lo nuestro fue como un compendio de cosas distintas porque nos divertía a nosotros.

También pensábamos que un tipo que ponía en ese momento el CD en su auto, cuando todavía se le entregaba al público un conjunto de canciones, se iba a sorprender cuando nos escuchara: iba a escuchar el tema tres que generalmente era el corte principal y después iba a curiosear en el resto, tal vez sorprendiéndose con las variantes que proponíamos.

Es muy propio de nosotros. Hay muchos artistas que también lo hacen y otros que capaz se atan férreamente a un estilo, algo que también es válido.

En nuestro caso, fue una decisión artística esto de navegar por varios ritmos, siempre poniendo nuestra impronta musical y compositiva.

- ¿Cómo te llevás con la figura de ser un artista popular? ¿Qué dimensión le das?
- Yo no creo que ningún artista, en el género que sea, no quiera que la mayor cantidad de gente conozca su obra.

Lo nuestro es una bendición, porque fuimos por ese camino. Hay gente que busca otro, tal vez uno un poco más difícil o no tan fácil de comprender.

Nuestras canciones son simples, hablan de cosas cotidianas, del amor, de frustraciones, de las cosas que nos pasan a nosotros o que les pasan a los demás y de otras que nos imaginamos porque ni siquiera nos han pasado.

Y la impronta melódica es así: me gustan las canciones que se me pegan. Nosotros tenemos muchas facilidades para las melodías, las podés silbar en un pasillo oscuro y de repente se te quedan pegadas.

A veces me escriben en las redes sobre “Muchachos” y el Mundial y me dicen ‘tengo que ir a un psicólogo o hacerme operar porque me acuesto a dormir y me sigue sonando en la cabeza’. Y eso es mérito de la canción. Y a mí también me pasa muchísimo con canciones que escucho en la radio.

- ¿Lográs detectar antes cuándo una canción del grupo va a trascender de esa manera?
- No, soy un burro. Para eso lo tenemos a Santiago, nuestro manager. Yo, generalmente, tengo un criterio bastante equivocado. Lo que sí te digo es que no hago canciones con premeditación o alevosía: me salen así. No tengo una fórmula.

Sé que una canción debe ser sostenida por su coro y su estribillo y que tiene que tener algo que a la gente le interese, le llame la atención, le guste, se le pegue.

Pero de ahí a que haya una fórmula matemática para que hacerla, no hay. Canciones que me aburren a mí las dejo de tocar y quedan ahí como un demo recién empezado o como un proyecto que no se llega a terminar.

Pero, por ejemplo, hay canciones que me gustan mucho y con las que no ha pasado nada. “En la próxima vida” es una de esas: fue corte, tuvo un muy lindo video y, sin embargo, no tuvo la repercusión que han tenido otras canciones.

Y también muchas veces me he equivocado dando mi opinión en la banda sobre un corte, pero nunca soy de defenderlas a capa y espada.

En cuanto a la elección de las canciones más positivas o que favorezcan a la difusión, no tengo un criterio muy acertado que digamos.

- ¿Cómo ves hoy después de girar tanto afuera la ascendencia de la música latina en el mundo?
- Impresionante. Hoy en la música latina, de los cuales hay muchos argentinos con esta nueva generación de música urbana, vemos a artistas nuestros en películas.

Hay artistas argentinos formando parte de las bandas sonoras de grandes tanques de Hollywood y también lo vemos en la cantidad de seguidores. Creo que es un momento espectacular. La música va pasando por épocas y por influencias culturales.

En los setentas y ochentas fue la música anglosajona; y después en Latinoamérica hubo momentos muy argentinos liderados por Soda Stereo, Enanitos Verdes y también un poco por nosotros al final de los 90 y principios de los 2000.

Después hubo también una movida muy fuerte de los mexicanos con Maná y un montón de bandas; los colombianos con Shakira y varios artistas que estaban en el top y ahora les tocó el turno a los puertorriqueños que han desparramado culturalmente su reggaetón y su música urbana y que cada país y cada región lo ha adaptado a su manera. Ya lleva unos años.

- ¿Te tocó ver de cerca la llegada de esa explosión?
- Sí, en nuestra primera gira en Puerto Rico allá por el año 2001, donde conocimos a Gilberto y compartimos escenario con él.

Me acuerdo que vino a saludarnos porque su hija era fanática justamente de este tema de “Todos Tenemos un Amor”. Fue en ese viaje que percibimos que un nuevo género estaba ocupando todas las emisoras.

Me acuerdo que hicimos esa gira con Catupecu Machu; éramos los únicos artistas rock-pop que teníamos una muy buena llegada a los medios de comunicación ahí en San Juan y en toda la isla.

Honestamente pensé que esa música no iba a trascender como trascendió. Yo pensaba que en Argentina el reggaetón no iba a funcionar y, bueno, evidentemente hubo una readaptación de ese ritmo urbano pero hablando de cosas nuestras.

Estos chicos lo han adaptado a nuestra idiosincrasia, a los momentos culturales que vivimos, momentos culturales mucho más simples, sin tanta metáfora y mucho más directo porque los chicos son mucho más directos para pelearse, enojarse y declarar su amor.

Son distintos a las generaciones anteriores. Así que yo veo un mundo musical muy saludable porque hay un montón de oferta.

Están los clásicos que están grabados y sus videos se encuentran en las redes donde uno puede deleitarse y hacerse una panzada viendo cosas de los 90, los 70 y los 2000, y también está lo nuevo que es muy creativo y, que evidentemente y está a la vista, le está yendo muy bien.

Están llenando lugares muy emblemáticos como River y otros estadios nacionales e internacionales. Me gusta sobre todo eso, que el público tenga todas las opciones a su disposición.

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