Batallas de Elon Musk contra el estrés crónico

El CEO de Tesla y dueño de la red social X se enfrentó a numerosos desafíos tortuosos en la búsqueda de la innovación. Cuáles fueron las consecuencias en su salud física

La tolerancia al estrés de Elon Musk es alta, pero hay situaciones en las que exceden su límite. El visionario detrás de empresas como SpaceX y Tesla no es ajeno a los desafíos y presiones propios del liderazgo. Y su cuerpo se lo hace saber.

Aunque Musk encuentra distintas vías de desconectar de sus problemas y dramas emocionales, también asume responsabilidades que van más allá de la gestión empresarial tradicional, embarcándose en misiones que buscan redefinir el futuro de la humanidad. Las largas horas de trabajo y los momentos críticos de su carrera se traducen en fuertes impactos en su salud física.

Esa constante búsqueda de la excelencia y el empuje hacia el logro de objetivos extraordinarios conllevan una carga de tensión significativa, manifestándose de manera notoria en su sistema digestivo, específicamente, en su estómago.

“Puede fingir que le gusta el estrés, pero su estómago no”, se lee en la biografía del magnate Elon Musk, del escritor Walter Isaacson. Este malestar implica un dolor constante que padece desde 2007.

Pero hay más: también sufre de trastornos del sueño por lo que pasa días y noches sin dormir adecuadamente. Elon forma parte de una estadística alarmante, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 40% de la población global duerme mal.

Aunque la OMS distingue 88 tipos de tipos de trastornos del sueño, entre los más comunes se encuentran el insomnio, la apnea, síndrome de las piernas inquietas y narcolepsia.

Musk ha tenido que lidiar con momentos críticos en su carrera, como los difíciles inicios de SpaceX y las dificultades financieras de Tesla durante la crisis económica de 2008. Y luego vinieron más.

Durante estos períodos, los problemas de salud de Musk se hicieron evidentes por lo que necesitó atención médica por fuertes dolores estomacales y sufrió insomnio severo.

“Cuando se enfrentaba a desafíos tortuosos, la tensión a menudo lo mantenía despierto por la noche y le hacía vomitar”, dice el libro.

Según el American College of Gastroenterology, el dolor abdominal se refiere a cualquier tipo de malestar o dolor localizado en la región entre el tórax y la pelvis. Un dato importante: la percepción del dolor está controlada por el sistema nervioso; los nervios envían señales al cerebro cuando hay un problema en el abdomen, lo que puede resultar en dolor. Este mecanismo de alerta indica que algo anormal está ocurriendo dentro del cuerpo.

A pesar de ser un empresario innovador, a Musk las situaciones de estrés le juegan malas pasadas, como a todos.

2008 fue un año difícil para Elon. Su situación personal y profesional se vio particularmente afectada después de la crisis económica de ese año, cuando Tesla estuvo al borde de la quiebra. “A pesar de que finalmente tenía un Roadster —uno de sus vehículos más emblemáticos—, fue el principio del año más difícil de mi vida”, recuerda Elon.

En medio de la crisis económica global y la recesión, Tesla se encontraba en una situación financiera precaria. Entonces, el empresario tecnológico tuvo que recurrir a préstamos personales, inversiones de amigos y familiares, y a utilizar los depósitos de los compradores para cubrir gastos operativos y nóminas.

Ese contexto hizo estragos en su cuerpo. Elon iba al baño para vomitar por los nervios. “Se le encogía al estómago, comenzaba a gritar y le entraban arcadas. Yo me quedaba junto a la taza del inodoro, sujetándole la cabeza”, cuenta Talulah Riley, su esposa en ese entonces, en la biografía del magnate.

La cuestión no terminaba ahí. Según Riley, el magnate tampoco podía dormir bien y la cuestión tenía ribetes entre preocupantes y horrorosos.

Una noche tras otra, describe su ex esposa, Musk tenía comportamientos extraños mientras dormía: murmullaba, tenía conversaciones consigo mismo, agitaba los brazos y hasta se ponía a llorar.

“Estaba convencida de que le iba a dar un ataque al corazón. Tenía terrores nocturnos y gritaba en sueños y se aferraba a mí. Era espantoso. Yo estaba asustadísima y él, desesperado”, señala Riley.

En su biografía, el genio tecnológico admite que trabajaba todos los días sin descanso, mañana, tarde y noche, “en una situación que me exigía que sacara un conejo de la galera, una y otra vez”.

Ese mismo año, Musk también había dado un discurso Royal Aeronautical Society de Londres pero no era el mejor momento para hablar de cohetes: dos artefactos habían explotado y el tercero venía en tres semanas.

Tesla tampoco era un paraíso y su divorcio con Justine hacía peligrar la estabilidad de Tesla. El mundo de Elon parecía derrumbarse.

¿Qué hizo allí? Defendió los proyectos espaciales comerciales e hizo hincapié en cómo se debían colonizar otros planetas para el bien de la humanidad. Luego visitó al director general de Aston Martin, quien echó pestes sobre las ideas de Musk.

El cuerpo del creador de SpaceX no tardaría en reaccionar a la situación de estrés: se levantó con dolor de estómago. Tal era la intensidad que visitó a un médico para descartar un cuadro de apendicitis. Le dijo que tenía que relajarse y salir a divertirse.

Lo mismo le sucedió al cuarto intento de lanzar un cohete con su empresa, cuando finalmente lo logró. “Tengo la mente exhausta, así que me resulta difícil ser capaz de decir nada”, dijo en Musk en aquel entonces.

“A pesar de su apariencia pétrea, Musk había tenido el estómago encogido durante todo el lanzamiento, casi a punto de vomitar”, cuenta Isaacson en el libro, pero le costaba sentir que lo había logrado.

Tras las fallas de los primeros tres lanzamientos y en todos los que vendrían después, Musk sentía un nudo en el estómago, algo que él llamaría “trastorno de estrés postraumático después de los [tres] fallos en Kwajalein”.

Sobre ese momento el magnate dijo: “Tenía los niveles de cortisol, adrenalina y hormonas del estrés tan por las nubes que era incapaz de sentir alegría. Tenía una sensación de alivio, como si me hubieran perdonado la vida, pero no alegría. Estaba demasiado estresado para ello”.

El más rico, el menos feliz
En 2021, Musk se convirtió en la persona más rica del mundo ―hoy es el segundo, tras Bernard Arnault― pero había un pequeño gran detalle: no era feliz. No lograba disfrutar de ningún momento lejos de la tensión.

“Como solía ocurrir, sus cambios de humor y su depresión se manifestaban en forma de dolor de estómago. Vomitaba recurrentemente y tenía una intensa acidez estomacal”, escribe Isaacson en su biografía.

“Llevo mucho tiempo quemando la vela por ambos extremos con un lanzallamas. Me ha pasado factura. Este fin de semana he estado muy enfermo”, le escribió Musk a su biógrafo en un mensaje.

La artista Grimes, otra de sus ex mujeres, también hizo referencia a las dificultades para dormir del multimillonario. Esta vez cuando, en 2019, Tesla estaba en problemas de nuevo.

Sobre eso, la madre de tres de sus hijos cuenta que pasaba noches sin dormir, sentado en la cama como una estatua.

Sobre ese momento el magnate cuenta Grimes: “Tenía los niveles de pose de la estatua del hombre pensante, completamente en silencio en el borde de la cama”.

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