El Festival de Mburucuyá y sus fiestas

 

El auténtico chamamé tradicional se vive en el escenario y en el anfiteatro, pero además en casas particulares. Por los patios desfilan reconocidos y también improvisados artistas. 

El Festival de Mburucuyá tiene otros costados con las fiestas en lugares particulares que ya son tradición, una de ellas es la autoconvocatoria de músicos y amigos los sábados al mediodía, en Loma Alta en la Sin Nombre de la familia Bonet. Les llamará la atención el nombre. Me comentó su  dueño que eso se debe a darle la oportunidad al visitante de ponerle el nombre que le guste, si se sintió bien, será uno lindo y si no, será uno menos lindo.

La juntada en la Loma Alta está reconocida como un evento oficioso más del Festival del Auténtico Chamamé Tradicional. Lo que empezó siendo una reunión informal de amigos es hoy un acontecimiento instalado con personalidad. 

Como todos los sábados del festival, muchos amigos se acercan a ese pedacito mburucuyano que tan gentil y solidariamente abre sus puertas para hacer una fiesta única, donde todo se comparte, la comida, lo que se bebe, el arte y los afectos. Pensándolo bien, parece una procesión que da vueltas por el mismo lugar, todos concurren allí, el visitante pareciera estar constantemente en camino, se va hacien­do mientras se conversa, se comparte y se baila. 

No puede permanecer quieto. Necesita metas que pongan  el alma en movimiento y la llene de afecto y arte, pareciera estar  permanentemente insatisfecho, no se conforma, se dirige  tras la felicidad, bebe, come, baila y se le sale algún sapucay y no es posible la aventura caminando en soli­tario, van todos en el mismo barco, y la alegría está vinculada a la de los demás. 

Solidaridad

Por eso es un fuerte correctivo al individualismo insolidario. En una sociedad tan secularizada como la nues­tra, las fiestas siguen gozando de buena salud. La gente acude masivamente a ellas, hay un rito que cumplir, un camino que recorrer, una música que disfrutar, una belleza que admi­rar, un santo a quien implorar, una memoria que acoger, una identidad que reconocer, un futuro que labrar.

Cada fiesta es como una respuesta a la pregunta del salmista: "Señor, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él?". La familia Bonet, quien brinda el espacio más sus afectos, pone todo  a disposición de los más diversos y distintos parroquianos que concurren a esta juntada, todos pueden ir con una sola condición: que guarden siempre buenas costumbres. 

Primicias

Esta fiesta tiene  algo de bíblico como la fiesta de la primicia. En estas festividades traían al templo las primeras primicias de los primeros frutos de la siega, a este lugar también se traen las primeras primicias de muchas letras y canciones que con posterioridad conquistan el corazón de la gente y cumplen con otro mandato, no olviden el hacer bien y el compartir cosas con otros, porque dichos sacrificios les son de mucho agrado a Dios.

Enseñanza

La juntada nos enseña que los bienes no son para acumular, sino para compartir, nos enseña que vivamos en comunión, como hermanos y el amor nos hace compartir la vida, estas dos cosas  nos lleva buscar vivir la comunión de bienes y a denunciar el afán de tener, de acumular y de dominar. 

¿Con qué gestos concretos podemos construir y favorecer la fraternidad, basada en los valores de la unidad, la solidaridad y el compartir? En esta reunión no hay  desfavorecidos, olvidados ni excluidos y compartiendo realizamos y hacemos plena la vida, son ejemplares. Y trascurre la fiesta en el escenario improvisado, brota el arte, la alegría de los más diversos músicos, poetas, bailadores, decidores y espontáneos, por el cual trascurren desde los grandes y consagrados hasta los que empiezan su carrera. Todos  requieren la misma atención y afecto del público que los escucha.

Juventud

El último año antes de la pandemia hubo una avalancha de juventud comprometida con la identidad correntina, ellos mismos rodearon, mimaron y cantaron sus temas con Félix Chávez  y  Ricardo Scófano. Esto demuestra que hay presente, se lo extraña a Salvador, Tito y Juan Carlitos, y este año al número puesto Ricardo Scófano, habitués de esta juntada. 

Gustavo Miqueri, honrando a su padre y su legado, nunca dejó de asistir desde que el Lucero Cantor se hizo inmortal. Voy a hacer una acotación: en toda la fiesta la callada bastonera de todo es  la señora Lucrecia, que recibe a todos con una sonrisa y con la palabra justa.

Para terminar voy a transcribir este hermoso poema de Antonio Machado, cuyo título es Crear fiestas de amores. 

"En nuestro amor pensamos, quemar nuevos aromas en montes no pisados, y guardar el secreto de nuestros rostros pálidos, porque en las bacanales de la vida vacía nuestras copas conservamos, mientras con eco de cristal y espuma ríen los zumos de la vid dorados. 

Un pájaro escondido entre las ramas del parque solitario silba burlón... Nosotros exprimimos la penumbra de un sueño en nuestro vaso... Y algo, que es tierra en nuestra carne, siente la humedad del jardín como un halago". 

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