Alertan por los riesgos de la blancorexia

Los odontólogos señalan que aumentaron las consultas de quienes desean aclarar su sonrisa. Cómo es el procedimiento y qué precauciones tener en cuenta, según los especialistas

Cada vez más personas consultan a sus odontólogos por procedimientos de blanqueamiento dental, motivados por personajes famosos y celebridades que exhiben en las redes sociales y los medios de comunicación su sonrisa “perfecta”.

Es que los cánones de belleza establecidos muchas veces llevan a las personas a replantearse aspectos de su físico en pos de alcanzar un ideal, que la mayoría de las veces no es posible.

Tanto que algunos especialistas ya denominan “blancorexia” -parafraseando trastornos alimentarios como la anorexia- para referirse a la obsesión por tener los dientes cada vez más blancos.

“Todos los blanqueamientos dentales son a base de peróxido de hidrógeno, que es un producto muy parecido al agua oxigenada en distintas concentraciones”, comenzó a explicar consultado por Infobae el odontólogo especialista en Prótesis Dentobucomaxilar y docente de postgrado de la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) Luis Alfredo Corso (MN 20069).

Y tras aclarar que “son procedimientos de tipo ambulatorio, que hace el profesional en el consultorio”, ahondó: “Un tipo de blanqueamiento se realiza con una alta concentración de este peróxido, que como es muy inestable viene en gel, y también existen blanqueadores que se activan con luz o con un láser”.

Luego, una tercera forma, que también es ambulatoria, “se realiza con placas a las que se les coloca el mismo producto dentro, en menor concentración, y éstas se colocan en los dientes”, sumó Corso.

Al momento de hacer un blanqueamiento, también existe la posibilidad de “blanquear de manera interna una sola pieza dental”, señaló Corso.

Y amplió: “Muchas veces se hacen blanqueamientos unitarios internos; se blanquea el diente desde adentro, la mayoría de las veces en piezas que por algún golpe u otra circunstancia se ve más oscura que el resto de la dentadura, y es posible hacer el mismo procedimiento pero de manera interna”.

“Un odontólogo debe hacer una evaluación previa y usar un colorímetro para determinar la viabilidad de un tratamiento de blanqueamiento sin daño dental”, comenzó a explicar en este punto el doctor Alejandro Benavides Ríos, especialista en prótesis maxilofacial de la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). “El colorímetro es una regla con diferentes colores de dientes.

Antes de tomar una decisión para blanquearlos, se debe comparar el color de dientes con los colores del colorímetro. Si el paciente está dentro de los tonos más claros, no es necesario dicho tratamiento odontológico”, enfatizó.

En la opinión de Corso, “una de las desventajas del blanqueamiento es que puede dar algún tipo de sensibilidad, y en algunas ocasiones el producto utilizado en altas concentraciones puede lastimar o irritar las encías, por eso siempre lo tiene que realizar un profesional”.

Y tras aclarar que “antes del tratamiento hay que asegurar que la boca esté en condiciones para que no se lastime durante el procedimiento”, el especialista indicó que “depende del tipo de coloración que tiene el diente original se blanqueará más o menos, por lo que en realidad debería hablarse de aclaramiento dental porque lo que hace es limpiar toda la superficie dental”.

Acerca de la creencia de que someter a los dientes a un exceso de agentes blanqueadores puede provocar daños en el esmalte, la dentina e incluso provocar la pérdida de dientes, Corso opinó que “realizado con control de un profesional y con productos aprobados por la Anmat es difícil que eso suceda”.

“Si bien todos los excesos son malos, este no es un procedimiento de temer, ya que generalmente se realiza durante una o dos semanas y después se descansa entre tres y seis meses -señaló-. Con esa frecuencia y siempre bajo control profesional es difícil que se dañe la dentadura”.

Por último, entre los beneficios, el principal, según el experto consultado “es que la persona verá sus dientes más claros, tal como era su objetivo”.

“Además, otra ventaja es que a veces mejoran las encías porque el peróxido de hidrógeno tiene un efecto en ese sentido”, agregó, al tiempo que destacó que el tratamiento “es realizable en todas las personas sin contraindicación, con la salvedad de las mujeres embarazadas y los menores de edad, en quienes el blanqueamiento no está recomendado”.

En los últimos años se vio, más allá de este tipo de tratamientos, que muchas figuras de los medios de comunicación o bien influencers en redes sociales lucen su dentadura perfecta en cuanto no sólo a blancura sino alineamiento y simetría de todas las piezas dentales.

En la mirada de Corso, esa tendencia que se ve mucho en Estados Unidos y Brasil y cada vez más en Argentina no responde a un blanqueamiento dental, sino a hacerse un procedimiento mucho más invasivo.

“Se trata de carillas o coronas, las cuales son prótesis dentales -aseguró-. Para lograr esas dentaduras se desgastan los dientes originales de la persona y se colocan prótesis dentales individuales para cada diente, pero que son demasiado blancas, y están fuera de lo que es un diente natural”.

El punto es que, según la doctora en Psicología, especialista en clínica, docencia e Investigación en Psicoterapia orientada en Mindfulness Mariam Holmes (MP 20463), “cuando las personas están expuestas de manera constante a imágenes y mensajes que promueven un ideal de belleza inalcanzable o poco realista, es posible que desarrollen una mirada crítica hacia su propio cuerpo”.

Según Holmes, “las redes sociales y la exposición constante de cuerpos ‘perfectos’ pueden tener un impacto significativo en la forma en que las personas perciben sus propios cuerpos”.

“En estas plataformas, es común encontrar imágenes retocadas, filtros y una representación selectiva de las vidas de las personas, a veces muy poco auténticas.

La exposición constante a cuerpos que se consideran ‘perfectos’ pero que no representan la diversidad y la realidad humana puede generar una comparación constante y una sensación de insuficiencia en aquellos que no cumplen con esos estándares -apuntó la especialista-.

Esto puede llevar a la baja autoestima, la insatisfacción corporal y el desarrollo de trastornos de la alimentación o la imagen corporal, entre otros”.

Para ella, “es importante tener en cuenta que muchas de estas imágenes no reflejan la realidad y pueden ser resultado de retoques digitales o de prácticas poco saludables para lograr una apariencia determinada”.

Y tras destacar que “las personas que consumen regularmente estas imágenes pueden sentir la presión de alcanzar un ideal inalcanzable”, sostuvo que “como psicoterapeutas, es fundamental ayudar a los individuos a desarrollar un sentido de autenticidad y autoaceptación”.

Compartir esta nota: